Cuando un niño va mal en el colegio una de las opciones que existen para que el niño mejore sus resultados académicos es asistir a clases particulares. En España, el 44% de los alumnos acuden a estas clases extras para reforzar la educación que reciben en los colegios, institutos o incluso universidades. Es la segunda cifra más alta de la Unión Europea solo por detrás de Grecia, en el que casi es una tendencia habitual (74% de los alumnos).
En realidad, vamos a ser claros, pensamos que las clases particulares funcionan si nuestros hijos aprueban la asignatura, si el niño suspende pensaremos que algo ha fallado en las clases de refuerzo, que el profesor no está lo suficientemente capacitado pero, de primeras, nunca vamos a cuestionar la forma en la que estudia el niño o la cantidad de tiempo que ha gastado en preparar el examen o en seguir las indicaciones del tutor extraescolar.
Pero evidentemente no es así, por supuesto que cada profesor, cada clase y cada niño es un mundo pero sí que existen ciertos indicadores que nos pueden permitir saber si las clases de apoyo están funcionando de verdad o no.
10 indicadores que indican la eficacia en las clases de apoyo
1. El alumno pierde el miedo a una asignatura que le preocupaba y obsesionaba (suele ocurrir con inglés, matemáticas…).
2. Que cuando el alumno ha terminado la clase particular pueda aplicar lo aprendido en la propia asignatura y le sirva para avanzar o realizar tareas que antes no podía finalizar.
3, El alumno lleva a diario los deberes y se implica por preguntar dudas, por resolver errores o por anticiparse al temario.
4. Se observa al alumno atento en clase, no se distrae ni pierde el tiempo y, en caso de compartir clase con algún compañero más —a veces las clases particulares pueden impartirse a un grupo reducido de alumnos—, se relaciona cordialmente con ellos y trabajan en grupo para el aprendizaje común.
5. En las clases en el colegio, el alumno observa que no le resulta complicado seguir la lección, que lo entiende y que incluso va por delante de sus compañeros. Y, en el caso de tener dudas, sabe que puede apuntarlas para repasar ese temario con el profesor particular.
6. Cuando el profesor de la escuela comunica que va a haber un examen en una fecha cercana el alumno ya no se asusta ni siente presión por suspenderlo, sabe que está preparado y que además puede contar con las indicaciones de su tutor particular.
7. El indicador más cuantitativo es, cómo no, las notas de los exámenes. Si el alumno empieza a comprobar que va subiendo la nota en esa materia que tan mal se le daba se llenará de motivación y continuará progresando al estudiar con más ganas al haber visto que sí funciona el esfuerzo extra que está haciendo.
8. Empiezan a llegar las felicitaciones: tanto del profesor particular, satisfecho con cómo ha llevado las clases de apoyo, como del profesor del colegio o instituto que ve cómo ha mejorado en la asignatura y se lo reconoce al alumno.
9. El alumno es consciente de todo lo que ha aprendido gracias a las clases y lo observa al aprobar la asignatura. Ha merecido la pena las horas extras y el esfuerzo en una asignatura que ya controla.
10. Por último, el alumno empieza a estar mucho más feliz y puede pensar en pasar tiempo libre en verano con su familia y sus amigos sabiendo que no va a tener que estudiar más esa asignatura porque la ha superado con éxito.
En definitiva, las clases extraescolares no son un remedio mágico, solo por contratar a un profesor particular nuestro hijo no va a aprobar la asignatura que peor se le da.
Es evidente que la titulación y capacidad del profesor es importante pero será la implicación directa del alumno el factor más importante para la consecución o no de los objetivos propuestos por el profesor. El profesor debe ser bueno, las clases deben ser motivadoras, prácticas y que impliquen al alumno pero sin el esfuerzo final del niño será imposible que las clases particulares concluyan con éxito.
Clases particulares online
Ahora con la irrupción de las nuevas tecnologías empiezan a impartirse clases particulares online. Es una alternativa que evita los desplazamientos incómodos y los horarios rígidos para un alumno que pueda tener más ocupado su día a día. Es una opción de formación extra más habitual entre los jóvenes o entre los universitarios y no tanto entre los más pequeños de la casa.
Existen plataformas en las que suben contenidos a un aula virtual, las clases se graban para su visualización posterior y se puede acudir al tutor o profesorado en cualquier momento para resolver dudas. Lo más diferencial de estas clases particulares en línea son su flexibilidad horario y su menor desembolso económico.